lunes, 19 de marzo de 2012

El buen caminante no deja huellas.
El buen orador no necesita desmentir.
El que sabe calcular no necesita ábaco.
Quien sabe cerrar no necesita candado ni llaves,
y sin embargo, nadie puede abrir lo que él cierra.
Quien sabe atar no precisa cuerdas ni nudos,
y sin embargo, nadie puede desatar lo que él ata.

El sabio siempre conoce el modo de salvar a las personas;
por eso para él no existen hombres reprobables.
Sabe cuidar todas las cosas;
por eso no hay cosas viles para él.
A esto se le llama clarividencia.

Lao-Tse.
Libro del Tao - XXVII

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